Homilía en ocasión de la Hora Santa por la Iglesia en Nicaragua y el Obispo Álvarez

St. Peter Church, San Francisco
June 2, 2023

Gracias, hermanos, por estar aquí esta noche en esta vigilia de oración por la Iglesia de Nicaragua y de modo particular por Su Excelencia, el Señor Obispo Rolando Álvarez, todavía detenido en la cárcel en su país. Nos reunimos en oración por nuestros hermanos y hermanas católicos en Nicaragua por todo lo que están sufriendo en este momento. La Iglesia es siempre objeto de odio y también de temor de los que buscan el poder total, completo. Los dictadores siempre odian la Iglesia y tratan de destruirla porque es el único obstáculo a su meta de tener control, poder absoluto de todo el pueblo. Es  causa de temor cuando estamos unidos en la fe. Es únicamente unidos en solidaridad, como siempre enseñaba San Juan Pablo II, en la solidaridad, en nuestra fe, en nuestra acción, que podemos dar este testimonio de temor aún a los dictadores del mundo. Nos reunimos en solidaridad esta noche, en oración, en solidaridad con nuestros hermanos y hermanas en Nicaragua. Tenemos que perseverar en oración, en la práctica de nuestra fe, en el ayuno, en los actos de caridad, en una vida de servicio, una vida de fidelidad a Dios, según nuestro estado de vida, para que mantengamos esta unidad de la cual el mundo tiene gran necesidad, aunque no lo sepa, pero sí tiene esta necesidad.

Pidamos al Señor, entonces, hermanos, esta gracia de perseverar en la fe y en la unidad para que seamos un testimonio de la luz de Cristo al mundo y que la gracia del Señor libere a sus siervos que están sufriendo por su fidelidad a Él. La Iglesia siempre quiere y busca y trabaja por la libertad, la verdadera libertad, que es la libertad de actuar como el Señor nos manda y de crecer en la fe hacia la plenitud de la libertad de los hijos de Dios, que es la liberación de la vida del pecado y el crecimiento en la vida de gracia del Señor.

Gracias de nuevo por su presencia esta noche y sigamos pidiendo por el Señor Obispo Álvarez y por todos nuestros hermanos y hermanas de Nicaragua y todos los católicos, todos los cristianos en el mundo que están sufriendo por su fe, que el Señor les dé el consuelo, la fuerza y la gracia de perseverar con su testimonio heroico a la bondad, gracia y amor de Jesucristo.